En un artículo anterior a este, comenté la importancia del psicopedagogo en el ámbito del deporte. Un psicopedagogo que tenía que ser capaz de revalorizar el aspecto educativo del deporte, ser mediador entre los distintos agentes sociales que conforman un club deportivo (instituciones, clubes, entrenadores, deportistas, etc.) y conseguir o facilitar la formación de sujetos integrales para mejorar en el día a día.
El tema que quiero tratar en este artículo es el del ámbito ecuestre y como podría intervenir un psicopedagogo en algunas de las modalidades que tiene este deporte para la terapia de pacientes con algún tipo de necesidad educativa especial.
En primer lugar voy a hablaros de la equitación terapéutica, que es cuando nos referimos a la equitación con una finalidad rehabilitadora específica, en ella se pretende que el movimiento y la relación con el animal tengan sobre el jinete o amazona una influencia terapéutica individualizada.
Dentro de la equitación terapéutica encontraríamos la hipoterapia que se basa sobre todo en los movimientos del caballo y observar las respuestas que producen en nuestros jinetes. Pero es aquí donde quiero ver que estas respuestas tienen que ser observadas por psicopedagogos, técnicos, fisioterapeutas, psicólogos, logopedas, los cuales van a analizar y evaluar las respuestas que dé el paciente a esos movimientos que hace el caballo, para poder así modificar posturas y adaptar el paso del caballo a las necesidades terapéuticas del paciente.
En la hipoterapia podemos distinguir la hipoterapia activa y la pasiva. En la pasiva el paciente aprovecha el calor corporal del équido montándolo y en la activa se añade la hipoterapia pasiva más la realización de ejercicios neuromusculares por parte de nuestro jinete, para mejorar aspectos como la coordinación psicomotora, simetría corporal, equilibrio, tono muscular, etc.
Los efectos terapéuticos que conseguiremos con la hipoterapia son numerosos y entre ellos encontraríamos el beneficio en el:
Área neuromotora
- Regulación del tono muscular
- Inhibición de reflejos tónicos y movimientos asociados
- Grabación y automatización del patrón de locomoción
Área sensomotora
- Desarrollo de la sensopercepción táctil
- Desarrollo del sistema propioceptivo
- Fomento de la integración sensorial (táctil, visual, auditiva)
- Desarrollo de la conciencia e imagen corporal
Área psicomotora
- Estabilización del tronco y la cabeza
- Desarrollo del equilibrio horizontal y vertical (Estimulación del sistema vestibular)
- Construcción de la simetría corporal
- Fomento de la coordinación psicomotriz gruesa y fina
- Desarrollo de la lateralidad
- Incremento de la flexibilidad, agilidad y fuerza muscular
Área sociomotora
- Desarrollo de la comunicación análoga, verbal y meta-comunicación
- Aumento de la concentración de la atención
- Confrontación de temores personales
- Incremento de autoconfianza y autoestima
- Desarrollo de la voluntad
- Aumento de la capacidad de adaptación
- Disminución de la agresividad
- Desarrollo del comportamiento cooperativo
- Desarrollo de la responsabilidad.
La importancia del psicopedagogo gracias a su formación en aspectos como en intervención con alumnos con necesidades educativas especiales, psicoterapias, educación para la salud y así una larga lista de de conocimientos que posee un psicopedagogo, sería la de coordinar los distintos profesionales que intervienen en la hipoterapia, formar a monitores y técnicos en los distintos trastornos del desarrollo que se pueden encontrar con sus jinetes, buscar junto con el fisioterapeuta los ejercicios más adecuados para realizar con los pacientes.
El tipo de paciente que nos vamos a encontrar requiere una serie de atenciones “especiales” que deben ser conocidas por todos los profesionales que intervienen en la terapia y quién mejor para formar a estos profesionales que un psicopedagogo que a lo largo de su carrera ha ido adquiriendo los conocimientos necesarios para “enfrentarse” a estas situaciones.
El psicopedagogo debe hacer de esta terapia, una equitación inclusiva, la actividad motriz implicada en la monta del caballo reportará una serie de experiencias y vivencias cinéstesicas, visuales, auditivas y táctiles difícilmente alcanzable por otros medios, sin olvidarnos de los aspectos cognitivos, emocionales y sociales, implicados en el trabajo con animales, máxime cuando se plantea una metodología de trabajo cooperativa. Utilizaremos el caballo como agente posibilitador que implementará la acción motriz, la acción terapéutica y la acción lúdico deportiva.
El psicopedagogo encargado de estas terapias tiene que dar una visión a toda la sociedad de que el jinete con necesidad educativa especial, es capaz dentro de sus posibilidades, pertenecer a un centro ecuestre normalizado e incluso llegar a montar con jinetes en una clase “normal”. Es aquí donde el profesional de la psicopedagogía tiene que tener el papel de concienciar a la sociedad que todo con esfuerzo y trabajo se puede conseguir, que estos jinetes se sientan cómodos en el ámbito y la realidad en la que se ven envueltos.
Uno de los problemas a la hora de practicar la hipoterapia sería el condicionante social, con esto me refiero a que la equitación está considerada un deporte de élite y poco accesible por los costos derivados de su práctica, el psicopedagogo debería encargarse de diseñar programas de trabajo y hacerlas llegar a las instituciones municipales, es decir, hacer de mediador entre la escuela ecuestre y la institución. El uso del caballo con fines terapéuticos normaliza la presencia de niños con discapacidad y abre las puertas hacia una práctica integradora.
La labor fundamental del psicopedagogo es la de orientar o lo que es lo mismo guiar y aconsejar por el camino más adecuado, para ayudar a que la persona se forme de la mejor manera posible y en este caso para que nuestros jinetes se sientan seguros con las terapias y ayudas que les brindamos, por eso quién mejor ayudante que un caballo para ayudarnos a “guiar” a esos jinetes que requieren de nosotros para mejorar integralmente.
Francisco Javier Pérez Giménez