viernes, 17 de septiembre de 2010

Cómo afecta al lenguaje el autismo

El concepto de autismo, desde la descripción realizada por Leo Kanner en 1943, ha ido evolucionando hasta ser incluido en la clasificación de trastornos del desarrollo, TGD, en el DSMIV, y de esta manera se crea una categoría para distanciarse de la “esquizofrenia infantil” o “psicosis infantil”.
El autismo es un trastorno del desarrollo que presenta conductas muy peculiares en el área de la comunicación, en el de las relaciones y en la flexibilidad del pensamiento.
Esta alteración de las conductas, o retraso en la aparición de alguna de ellas, se evidencia antes de los 3 años.


Los trastornos de la comunicación forman parte del núcleo central del autismo, y con ello las alteraciones en el lenguaje son muy significativas. Podemos decir que el nivel de dominio del lenguaje oral de los autistas es muy variable, puede darse tanto ausencia de lenguaje, como un lenguaje sofisticado, trastornos como la ecolalia, o incongruencias pragmáticas. Leo Kanner, al describir el cuadro de autismo, señaló como una de sus características el mutismo o lenguaje sin intención comunicativa.


En la adquisición del lenguaje en el autismo, según las investigaciones de varios autores (Riviére, Koegel y Koegel, entre otros) se puede distinguir 3 niveles:


•Niños autistas que no desarrollan ningún tipo de lenguaje oral.

Niños que adquieren lenguaje con retraso, tanto en la comprensión como en la expresión.

Niños cuyo lenguaje presenta anomalías tales como ecolalia, trastornos pragmáticos, alteraciones de la prosodia o del uso idiosincrásico de determinadas palabras.


Podemos decir entonces que lo que caracteriza el lenguaje en el autista, lo que brinda su especificidad, son las características generales que adquiere respecto al resto del desarrollo cognitivo y social, y la disarmonía entre distintos componentes.


Es decir, el contraste entre forma y contenido y la especificidad de los componentes fonológicos, semánticos, sintácticos y pragmáticos del lenguaje oral, conforman el llamado “discurso autista”.
Si comparamos en estos niños el lenguaje con su desarrollo cognitivo, podemos decir que las alteraciones en el lenguaje tienen una estrecha relación con el nivel cognitivo alcanzado y dichas alteraciones tienden a disminuir proporcionalmente a la gravedad del cuadro.


Es frecuente encontrar en niños autistas de entre 2 y 4 años una jerga a veces muy elaborada, en lugar de lenguaje; en ocasiones puede parecer que el niño imitara el lenguaje del adulto, pero está desprovisto de significado (contenido semántico), asimismo puede intercalar alguna palabra o frase muy sofisticada, pero que está fuera de contexto.


Otra característica es la ecolalia inmediata o retardada. La primera puede ser fisiológica durante un cierto período, pero si perdura, puede dar lugar a una sospecha de autismo.


También es característica la ausencia de interlocutor durante largos discursos que pueden acompañar los juegos infantiles. En estos casos, aparece un discurso vacío de contenido, con una entonación cuidada, pueden aparecer entremezclados anuncios televisivos y frases hechas.


Es frecuente en niños autistas la falta de gesticulación o expresión facial al hablar.
Un fenómeno lingüístico característico es el uso del “tú” o el “él” para sustituir el “yo”, lo que podría considerarse como una forma de ecolalia. Es posible que este fenómeno esté derivado de la alteración en el aspecto cognitivo social, propio del autismo.


Además de la expresión, suele estar afectada la comprensión, por lo cual es usual la sospecha de una sordera.


Al categorizar los trastornos del lenguaje en el niño autista, Rapin define síndromes de déficit lingüístico que no difieren esencialmente de los descritos en el niño no autista, para lo cual elabora una tabla, en la que enumera dichos trastornos del lenguaje.

Trastornos del lenguaje en niños autistas:


1) Agnosia auditiva verbal. Fue descrita por Rapin en 1977. En estos niños existe una incapacidad para decodificar el lenguaje recibido por vía auditiva. En los niños autistas con este nivel de afectación no se observan esfuerzos para comunicarse mediante medios no verbales como dibujos o gestos, y esto plantea una diferencia con el niño puramente disfásico. Estos niños utilizan al adulto como un objeto. Es típico que tome la mano de su madre o sustituto, para dirigirla hacia el objeto requerido, sin mediar una mirada u otra manifestación para comunicarse. Los autistas con esta alteración lingüística son los más severamente afectados, y generalmente el cuadro está acompañado de retraso mental.


2) Síndrome fonológico-sintáctico. Se expresa por una pobreza semántica y gramatical, acompañada de una vocalización deficiente, lo cual condiciona un lenguaje poco inteligible, sobre todo para los adultos no familiarizados con su forma de hablar. Si bien la comprensión está más o menos alterada, el trastorno se manifiesta especialmente como un déficit expresivo. Es el trastorno específico del lenguaje más habitual, tanto entre autistas como los que no lo son, y, a veces en casos leves, suele confundirse con un retraso simple del lenguaje.


3) Síndrome léxico-sintáctico. En estos casos, está afectada principalmente la capacidad para evocar la palabra adecuada al concepto o a la idea. Debido a que se añaden dificultades pragmáticas, es difícil establecer los límites entre este trastorno y el síndrome semántico-pragmático o el fonológico-sintáctico.


4) Mutismo selectivo. Este trastorno se presenta en niños que si bien tienen capacidad para hablar normalmente, en determinadas situaciones tales como en el colegio o ante personas desconocidas, no utilizan prácticamente ningún lenguaje. Algunos aspectos de niños que presentan mutismo selectivo son similares a los hallados en autistas de funcionamiento elevado o con Síndrome de Asperger, por lo que se considera posible una relación entre estos trastornos.


5) Trastornos de la prosodia. La prosodia se refiere a los aspectos vinculados a la entonación y al ritmo que se aplica al lenguaje. Es frecuente observar problemas de este tipo en niños autistas de funcionamiento alto y en Síndrome de Asperger. Estos trastornos se suman a otros problemas lingüísticos.
En ocasiones, el tono de voz que utiliza el niño puede producir una sensación de pedantería; en otros casos, se expresa con una entonación excesivamente aguda, o con formas de voz muy peculiar, como un lenguaje extravagante. La alteración prosódica puede considerarse un criterio diagnóstico, al considerar las disfunciones del lenguaje.

6) Síndrome semántico-pragmático. Es el síndrome más estudiado en niños autistas, su importancia se debe a que no se trata sólo de un déficit lingüístico sino que es una manifestación lingüística del cuadro autista en su aspecto social o comunicativo.


Rapin y Allen describieron en 1983 el llamado síndrome semántico-pragmático, pero más tarde, Bishop y Rosembloom (1987) propusieron modificar la denominación por trastorno semántico-pragmático, por considerar que más que un síndrome específico, se trata de un problema muy ligado al autismo.
Los aspectos pragmáticos del lenguaje se sustentan en las habilidades lingüísticas, pero también dependen de las habilidades cognitivo-sociales del individuo. Es por eso que Bishop consideró la idea de que los trastornos específicos del lenguaje y trastornos autísticos no son excluyentes. Los niños con recursos comunicativos relativamente buenos, pero con falta de habilidades sociales se aproximarían al Síndrome de Asperger; los niños con relativamente buena relación social pero con mayor trastorno del lenguaje estarían ubicados en el trastorno semántico-pragmático y por último, los niños con alteración en los dos sentidos, social y lingüístico, constituirían los autistas clásicos.


Lo más interesante de este modelo será reconocer que lo que predomina son las formas intermedias, ubicadas en cualquier punto de este continuo. Algunos estudios recientes indicarían que no se puede establecer una clara diferenciación sintomática entre autistas de funcionamiento alto y niños con diagnóstico de síndrome semántico-pragmático.


Los aspectos pragmáticos del lenguaje que pueden estar alterados en los trastornos autistas, son:
Turno de la palabra. En una conversación debe haber una reciprocidad, una alternancia entre quienes hablan, mientras uno habla el otro debe poder predecir cuándo va a tener su turno para hablar, tanto por la estructura sintáctica de la frase como por la entonación de su interlocutor.
En niños con trastornos específicos del lenguaje, estas cualidades interpretativas pueden estar afectadas y condicionar así una conversación.


Se ha observado que los niños autistas tienen dificultad en pasar sucesivamente del rol de “el que habla” a “el que escucha”, tienden a tener indefinidamente el rol de hablador; también se ha observado en estos niños dificultad en utilizar el contacto visual como clave para identificar su turno.
Inicios de conversación. Se debe considerar que para iniciar una conversación o cambiar de tema en la misma, se requiere de habilidades cognitivo-sociales, es decir, se trata de saber identificar en qué momento la atención del interlocutor está dispuesta en actitud receptiva. Es necesario utilizar claves no verbales que indiquen al interlocutor un inicio de la conversación, estos indicadores pueden ser un contacto ocular, una entonación significativa o un marcador verbal.


También es necesario que los inicios sean contextualmente adecuados. Estas habilidades en los niños autistas están alteradas, es decir que ellos tienen dificultad en los inicios y cambios de conversación; dentro de esta alteración pragmática se puede incluir su tendencia a reiterar la misma pregunta, independientemente de la respuesta.


Lenguaje figurado. El lenguaje figurado o formas lingüísticas figuradas, que se utilizan en el lenguaje corriente, se refiere a: metáforas, dobles sentidos, significados implícitos y formas de cortesía.
El niño autista presenta serias dificultades para comprender un lenguaje figurado, con estas características, ya que para ello se requiere una interpretación más allá de las palabras, es decir, una interpretación no de lo que se dice, sino de lo que se quiere decir.


También en este caso están involucradas habilidades lingüísticas y habilidades sociales.
En los niños pequeños, la ausencia de lenguaje, las alteraciones en la comprensión y expresión del mismo, puede llevar a la confusión entre un caso de agnosia auditiva verbal y un caso de autismo no verbal.
En estos casos, la ausencia de lenguaje, las dificultades en la comprensión traen como consecuencia alteraciones en la atención y en sus vínculos sociales, aspectos que se observan tanto en niños autistas no verbales como en el caso de otras alteraciones del lenguaje.


Para lograr un diagnóstico diferencial, será cuestión de analizar, además de las conductas del lenguaje antes señaladas, otros aspectos, como por ejemplo la actitud comunicativa que el niño desarrolla con su interlocutor, o los intentos no verbales para comunicarse y para compartir con el adulto una actitud o algo de interés.


También es importante tener en cuenta la expresión de la mirada, el intento de averiguar la intención del otro, su expresión facial o la expresión de sus emociones y deseos.


El gesto protoimperativo, es decir, el gesto de señalar algo para pedir algo, a veces presente en niños autistas, siempre aparece en niños con disfasia; en cambio, el gesto protodeclarativo tendiente a compartir con otro algo de interés o emociones (por ej. “mira”) está ausente en niños autistas.


Sin lugar a dudas, para realizar un diagnóstico diferencial que permita plantear una estrategia de tratamiento adecuada será necesario observar al niño en su evolución.



Asociación Psicopedagógica de Ceuta

www.psicopedagogiaceuta.com

Escuelas de verano

Los cursos de verano caracterizan por su flexibilidad y por su reducida duración, que acostumbra a ser de una o dos semanas, así como por la diversificación e multidisciplinariedad de sus temas.

Es importante elegir adecuadamente dónde y cómo formarnos en verano, sabiendo buscar, comparar y optar por aquella titulación, curso, seminario o especialidad que más acorde esté con nuestro esfuerzo académico y vocación personal.


¿CÓMO ELEGIR LA MEJOR FORMACIÓN PARA LA ÉPOCA ESTIVAL?

  1. Si lo que buscas es estar al día o formarte en contenidos relacionados con tu ámbito de estudio, ten en cuenta, la actualización y especialización de los contenidos. Las escuelas de verano adaptan el contenido y programación de sus cursos a los acontecimientos y a la demanda de los usuarios. Así puedes profundizar en los ámbitos científicos, sociales y culturales que no se pueden conocer a fondo durante el resto del año.

    2. En las escuelas de verano, tienes la posibilidad de profundizar en tu área de conocimiento académico y profesional, a la vez que compartes experiencias con otros profesionales y expertos del sector. Si lo que buscas es un
    encuentro entre y para profesionales y expertos, ten en cuenta que el curso sea impartido por profesorado especializado y de prestigio.

    3. Las escuelas de verano son un entorno formativo, pero también un
    espacio para el ocio. Busca aquellas actividades culturales que se adapten a tus necesidades.

    4. En el caso de que todavía estés estudiando una carrera o un programa de doctorado, debes saber que algunos cursos de verano (especialmente los que imparten universidades) se pueden
    convalidar como créditos de libre elección. Así, los créditos reconocidos que uno obtenga en verano contarán de cara al próximo curso.

    5. Si lo que te interesa es la
    formación de formadores, debes saber que las escuelas de verano ofrecen muchos cursos dirigidos a los profesionales de la educación y la formación. La mayoría de escuelas de verano incluyen en su oferta un apartado especialmente dirigido al reciclaje o actualización de maestros/as y profesorado.


PERFIL DEL ESTUDIANTE

Las escuelas de verano están abiertas a estudiantes, titulados, profesionales de todos los ámbitos y a todas aquellas personas que desean actualizar, conocer o profundizar en temas de su interés. El perfil de estudiante es muy diverso, debido al componente lúdico y divulgativo de muchos cursos, que pueden abarcar desde conferencias teóricas hasta sesiones de video fórum o visitas a museos.

El
reciclaje académico es la meta que persiguen muchas de las personas que se apuntan a los cursos de verano, pero no sólo se encuentra este perfil de estudiante, los centros educativos adaptan su oferta abarcando temas como la música, el cine, humanidades, la danza, etc. dirigidos a un público muy diverso.


¿QUÉ OPINAN LOS EXPERTOS SOBRE LAS ESCUELAS DE VERANO?

Son muchas las universidades, entidades y centros que durante los meses de junio hasta setiembre ofrecen la posibilidad de continuar estudiando y aprendiendo de una forma más lúdica y relajada que durante el resto del año. Estos cursos generalmente están abiertos a estudiantes, titulados, profesionales de todos los ámbitos y todo tipo de personas y colectivos que busquen actualizar y profundizar en temas o materias de interés para su carrera profesional. Los cursos que ofrecen las escuelas de verano se caracterizan por su flexibilidad y por su reducida duración que acostumbran a cursarse durante una o dos semanas, así como por la diversificación e interdisciplinariedad de sus temas.


5 RAZONES PARA FORMARSE EN VERANO


- Se aprovecha el tiempo de verano para formarse en el más amplio sentido de la palabra.

- Se encuentra una gran variedad de temáticas.

- Normalmente, el ratio profesor/alumno es menor que en otro tipo de programas.

- Habitualmente, se complementan con actividades extraacadémicas.

- Se produce un intercambio de experiencias que es único.

ESCUELAS DE VERANO INFANTIL, ALGO MÁS QUE DIVERSIÓN

Llegada esta época y el inicio del verano, la mayor preocupación de los padres se centra en qué hacer con sus hijos hasta que puedan disfrutar de sus vacaciones. Una vez clausurado el curso escolar debemos encontrarles una ubicación donde puedan pasar su tiempo libre, al mismo tiempo que estén controlados y seguros. Por eso es importante que nos informemos de todo lo que nos ofrecen las distintas alternativas que se ofertan en esta época.

Las escuelas de verano son espacios programados para que los niños desarrollen todo tipo de actividades, tanto lúdicas como educacionales. Es por esto que deben ser motivadoras e interesantes para que a los pequeños les resulten atractivas. Dependiendo de las actividades que realicen existen variados tipos de escuelas: de idiomas, monográficas, deportivas… Pero para que una escuela de verano sea considerada completa y de calidad, debe ofrecer un amplio abanico de actividades: plásticas, artísticas, deportivas, culturales, cognitivas y de habilidades sociales.

El número de monitores dependerá de la edad de los niños, de este modo cuanto más pequeños sean, más monitores necesitan. En cualquier caso, el grupo no debe exceder de doce niños por monitor. También se debe tener en cuenta las edades de los niños ya que no es aconsejable mezclar los mayores con los pequeños, al menos durante todo el día, ya que sus intereses son distintos.

Antes de contratar los servicios de la escuela de verano es importante que tengamos en cuenta los distintos aspectos en cuanto a programación y seguridad que la entidad organizadora nos ofrece. Así debemos saber que es obligatorio que posea un seguro de responsabilidad civil y de accidentes, así como también es recomendable que incluya seguro de intoxicación alimentaria.

Una buena edad para iniciarse en este tipo de actividades es a partir de los cuatro años aunque todo dependerá de la disponibilidad de los padres, ofertas que se nos ofrecen o necesidades del niño. Aunque es un buen momento para que se inicie en prácticas nuevas, desarrolle habilidades distintas o amplíe su círculo social, también debemos tener en cuenta los propios gustos del pequeño. El objetivo de esta experiencia es favorecer su desarrollo personal así como una forma inteligente de aprovechar el tiempo libre.

Asociación Psicopedagógica de Ceuta

La responsabilidad de educar entre toda la Comunidad

La familia y la escuela actuales están llamadas a relacionarse y a entenderse. Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto los beneficios que unas buenas relaciones entre ellas tienen en el desarrollo y aprendizaje del alumnado, así como en el trabajo de los docentes y en la implicación de la familia. No obstante, a veces el entendimiento mutuo se complica.


Los cambios sociales en las familias han contribuido también a delegar la responsabilidad de algunas funciones educativas primarias al centro educativo. Frente a esta tendencia, los nuevos enfoques apelan a planteamientos comunitarios, articulando la acción educativa escolar con otros ámbitos sociales y/o acometiendo acciones paralelas. Partimos de que nuestra sociedad es muy compleja: cambios vertiginosos que en ocasiones son difíciles de asimilar en tan poco tiempo, la incorporación de la mujer al mundo laboral (frente a la no incorporación del hombre al hogar, en muchos casos) que complica la convivencia y la conciliación familiar; avances tanto pedagógicos como tecnológicos que sitúan a muchas familias sobre todo de “culturas minoritarias” o en riesgo de exclusión social, al borde del analfabetismo con respecto a lo que aprenden sus hijos; además, no podemos dejar de lado la influencia de los medios de comunicación... Así, hasta un sinfín de cambios que se nos presentan, en muchos casos, como barreras que dificultan una adecuada relación escuela-comunidad.


Actualmente, el escenario de enseñanza aprendizaje ha cambiado ostensiblemente; nos encontramos demandando a la escuela una serie de procedimientos y destrezas anteriormente inimaginables, porque los protagonistas del aprendizaje, los niños, niñas y jóvenes actuales, nada tienen que ver con las generaciones anteriores, debido, entre otras cosas, a los estímulo que reciben por otros canales que la institución escolar persiste en ignorar.


Por otro lado, los retos sociales a los que estamos sujetos los educadores pueden, en muchos casos, someternos a tensiones que solos no nos es posible superar; únicamente mediante la cooperación entre familia y escuela podremos avanzar en el camino de una formación adecuada a las demandas de un siglo marcado por la información y el conocimiento.


En la educación actual se parte de un modelo en el que la participación y la implicación de los niños y las niñas son ejes clave para lograr una competencia personal que debe ponerse en evidencia allí donde esté la persona a lo largo de su vida. En suma, estamos hablando de una escuela activa, participativa, reflexiva y actualizada; una escuela como instrumento de inclusión social.


Centrándonos en las funciones que nos conciernen como profesionales de la Psicopedagogía, la orientación familiar constituyen, junto con otras competencias propias del psicopedagogo, un campo de actuación desde la intervención familiar. El psicopedagogo, al igual que el resto de profesionales que dirigen sus esfuerzos hacia el ser humano, ha de saber adecuar su formación y preparación para poder formar parte de equipos interdisciplinares.


Y es que dada la complejidad de las circunstancias y realidades que caracterizan a la familia actual, se hace necesaria una intervención desde equipos multidisciplinares capaces de ofrecer el apoyo profesional que pueda dar respuesta a las necesidades que presentan las familias. En este sentido, los profesionales que componen el equipo psicopedagógico tienen un protagonismo fundamental en el proceso de fomentar esa colaboración de la familia; es decir, han de ser mediadores entre la familia, el profesorado y el alumnado. Es aquí donde debemos crear y llevar a la práctica propuestas innovadoras que fomenten una verdadera participación y cooperación de la familia en y con la escuela; sin olvidar los planes de formación del profesorado para que éstos adquieran conocimientos, habilidades y actitudes adecuadas y puedan responder tanto a las necesidades del alumnado como de la familia.


Por citar una de las propuestas que está de moda, las nuevas tecnologías de la información y comunicación constituyen formas novedosas de comunicación entre la familia y la escuela, que permiten un contacto, aunque virtual, más constante y actualizado entre una y otra. Evidentemente esto queda limitado a aquellos hogares que cuentan con este recurso. Todo ello, teniendo en cuenta las dificultades que nos encontramos a la hora de llevarlo a la práctica, fundamentalmente en los centros del extrarradio de la ciudad, es decir, donde una parte notable de la población tiene dificultades de acceso a las nuevas tecnologías y tienen escasa o nula formación.


En definitiva, es imprescindible promover un debate conjunto entre ambas instituciones que posibilite el acercamiento entre ellas y que favorezca un clima de confianza que repercuta en beneficio de la educación del alumnado, profesorado y de la familia, en definitiva, de toda la comunidad. Creemos que la familia es el presente y el futuro de la generación, por lo que se hace necesario pensar y, sobre todo, actuar para ayudarla a que se desarrolle, no de forma paralela, sino cogida de la mano con la escuela.


Un aspecto importante que debemos considerar a la hora de comprender el tipo de relación que desde el centro se establece con las familias tiene que ver con la reflexión en torno a qué estamos haciendo desde la escuela y si responde a nuestros objetivos. Por ello, terminamos planteando una serie de interrogantes que nos invitan a reflexionar: ¿hemos establecido en la planificación de centro los objetivos y ámbitos concretos de participación de las familias?; ¿qué hacemos en el centro para favorecer esta participación?; ¿qué barreras tenemos que la dificultan?; ¿poseemos (maestros y orientadores) la suficiente formación para fomentar la participación familiar?; ¿cuáles son los facilitadores que tenemos disponibles?; ¿disponemos de espacio y tiempo para el diálogo?; ¿les ofrecemos alternativas de formación para que puedan educar a sus hijos e hijas? ...


Farah Mohamed Chaib

Asociación Psicopedagógica de Ceuta

Psicología Infantil

LA PSICOPATOLOGÍA INFANTIL

La terapia de conducta infantil (TCI) posee una serie de características diferenciales de la orientación general de la que parte. Se deriva del ámbito de estudio en el que nos vamos a desenvolver, el comportamiento infantil y el contexto social en el que el niño se desenvuelve.

El psicopedagogo o persona que intervenga, tiene que enfrentarse a la hora de decidir si una conducta tiene un carácter adaptativo o desadaptativo, a 2 cuestiones: a) valorar la conducta dentro del contexto del desarrollo; y b) conocer el curso del desarrollo de los problemas infantiles.

Las 2 cuestiones básicas en torno a las que giran las actuaciones del psicopedagogo son: lograr la mayor adaptación y autonomía del niño en su entorno y respeto a los derechos del niño.


LOS INICIOS DE LA PSICOPATOLOGÍA INFANTIL


La dificultad existente para aceptar que los niños tuvieran trastornos mentales, hizo que se retrasase el surgimiento de la Psicopatología Infantil.

Se consideraba que los niños no podían desarrollar enfermedades mentales y si lo hacían eran transitorias. Esto condicionó el desarrollo de esta disciplina y hace que la Psicopatología Infantil sea la más joven dentro de la Psicopatología.

Los estudios de principios del siglo anterior son importantes, pero al fin y al cabo esbozos de lo que será a partir de los años 60, cuando comienza a tener un cuerpo más estable y es cuando empieza a desarrollarse.


Aportaciones de la Ciencias de la Educación:


  • Locke. Tábula rasa.

  • Rousseau. El niño nace con sus capacidades, pero hay que permitirle desarrollarlas.

  • Pestolazzi. Mezcla las dos tendencias, plantea que el niño tiene una base innata, pero que depende del medio en el que se desarrolle.

  • Fröebel. Primer creador en 1.840 del Kindergarten (jardín de infancia) y de la estimulación precoz en la infancia.


Aportaciones psiquiátricas:


  • Corriente Organicista: Maudsley escribe un tratado de Psicopatología General y hace mención especial a los trastornos en la infancia y adolescencia.

  • Movimiento de Higiene Mental (Meyer) y Orientación Infantil (Beers). Beers se dedica al tratamiento de las enfermedades mentales de la infancia.

  • Spitz, nos describe en los años 40 el primer año de vida en el niño a través de sus etapas evolutivas; habla del síndrome de hospitalismo y de la depresión anacrítica en el primer año de vida: “El primer año de vida”.

  • Horney, adapta el tratamiento dinámico al tratamiento psicológico en la práctica infantil. Explica los trastornos neuróticos en la infancia y la adolescencia. Adopta un punto de vista evolutivo para describir los trastornos.

  • Loreta Bender, es psiquiatra y funda el primer hospital de día para el tratamiento de las enfermedades mentales. Se la conoce por la creación del test gestáltico de Bender. Fue de las pioneras en el tratamiento de los trastornos graves de la personalidad (esquizofrenia infantil) y contribuyó a la descripción de su cuadro clínico.

  • Gaubert, escribe los primeros textos psiquiátricos del niño y hace una recopilación muy completa a finales del siglo pasado.


Aportaciones del desarrollo cognitivo y social del niño:


El Evolucionismo, los planteamientos de Darwin son de gran relevancia, debida a la importancia concedida al desarrollo en el aprendizaje del niño.

Estudió al niño para comprender al adulto. Estudió las diferentes etapas evolutivas y las diferencias de aprendizaje asociadas a esas etapas.

También debe destacarse las figuras de:


  • Galton y sus aportaciones sobre el estudio de la memoria.

  • Terman.

  • Binet, como primer creador del test de inteligencia.

  • Piaget, el cual plantea de forma clara las diferentes etapas cognitivas a través de la evolución en el niño.

  • Gesell, que hace lo mismo pero a nivel cognitivo y motor.

  • Preyer, que recoge los conocimientos de su época sobre el desarrollo cognitivo en “The mind of the child”; plantea qué es el desarrollo del niño, qué es la psicología del desarrollo; y por ello se le atribuye la creación de la Psicología Evolutiva.




MODELOS DE CONDUCTA ANORMAL


Como síntesis esquemática podemos destacar que:


- El Modelo Médico tiene en cuenta las alteraciones orgánicas y también cómo se estructura a nivel intrapsíquico. Tiene en cuenta las variables que el sujeto manifiesta en esa conducta problema (Wemer).

- El Psicoanálisis considera poco el nivel orgánico. Centra su explicación en la estructura intrapsíquica; cómo el sujeto organiza los trastornos.

- El Humanista pone el acento en todos los aspectos que están en las relaciones interpersonales. Como complemento pone la incidencia social.

- El Aprendizaje Social hace mayor hincapié en el aspecto interpersonal y la socialización.


Estos modelos han sido integrados en un modelo de Psicología Infantil llamado Psicología del Desarrollo.

La finalidad de la Psicología del Desarrollo Patológico no sólo es determinar las patologías representativas, sino ver cómo los procesos de esas etapas pueden ayudar a mejorar o retrasar las etapas posteriores.



Basándonos en lo visto anteriormente, vamos a hacer una clasificación global de las patologías infantiles más habituales.


TRASTORNOS DEL SUEÑO: Entre 3’4 y 6 años suelen haber problemas de terrores nocturnos, despertarse por la noche, no conciliar el sueño... Entre 5-11 años, ¼ de los niños tiene algún tipo de alteración en el sueño, pero tiende a desaparecer con la edad (12-13 años).

ENURESIS NOCTURNA: La enuresis nocturna es frecuente en niños de 4 años; pero hasta los 5 años no es un problema en sí. De 5-11 años disminuyen las cantidades y es más frecuente en los niños que en las niñas. En las niñas con la pubertad y adolescencia tiende a desaparecer, cosa que no ocurre en los niños, ya que su desarrollo llega más tarde.

APETITO INSUFICIENTE: Es más frecuente en niñas que en niños. Cuando más dificultades se tiene es en los 4-5 años. Con la edad desaparecen los problemas, aunque aparecen otros diferentes.

COMERSE LAS UÑAS: Aumenta con la escolarización (6 años). Aumenta con la edad. En Psicopatología se le llama Onicofagia. Es más frecuente en los niños, y en las niñas suele desaparecer con la adolescencia.

CHUPARSE EL DEDO: Es importante averiguar si ha usado chupete, ya que los niños que lo usan, cuando éste es retirado no suelen sustituirlo por el dedo. Es más frecuente que aparezca en niños que no han usado nunca el chupete.

ACTIVIDAD EXCESIVA: Los niños tienen una mayor actividad conductual que las niñas. Esto es distinto a la hiperactividad, ya que la conducta aquí es perturbadora de su funcionamiento y del de los demás. Esta actividad se calma con la edad.

PROBLEMAS DE LENGUAJE: Disminuyen con la edad. Es más frecuente en niños que en niñas. Las niñas son más precoces en hablar que los niños.

MENTIRAS E INVENCIONES: Más frecuente en niños. El niño utiliza estrategias para negar la realidad o no hacer caso de la realidad y para ello usa la mentira (invenciones). Suele desaparecer con la edad.

ROBOS: Son poco frecuentes en niños normales. Tiene mayor incidencia cuando aparecen las edades de conductas posesivas y desaparece con la edad.

FACTORES DEL MEDIO RELACIONADOS CON TRASTORNOS DE CONDUCTA DEL NIÑO: C.I., Trastornos Somáticos, Trastornos de pesimismo, de agresividad, hiperactividad...


En publicaciones posteriores pasaremos a analizar los procesos de diagnóstico en Psicopatología Infantil, así como los distintos trastornos de forma individual.


Pilar Á. Fuentes Cabrera

Asociación Psicopedagógica de Ceuta