lunes, 5 de julio de 2010

La psicopedagogía está de moda


Parece mentira, pero ha tenido que ser una conocida serie de televisión, Física o Química, ambientada en un instituto de enseñanza secundaria, la que ponga “de moda” la psicopedagogía. No hay un capítulo en el que no aparezca el psicopedagogo del centro educativo ejerciendo sus funciones o siendo nombrado continuamente como profesional, como guía y orientador del alumnado en los diálogos. Tal vez, el motivo no es otro que un guión que ha exagerado enormemente los problemas cotidianos de un centro educativo y sus estudiantes, para poder ejercer un interés lo suficientemente consistente y, tal vez, morboso en los espectadores.

No obstante, ser psicopedagogo, orientador, con todo lo que significa, es algo más que convertirse en el “loquero” de los institutos y otros centros educativos. Ser psicopedagogo conlleva una responsabilidad enorme, que te permite ser detector de necesidades educativas especiales, de psicopatologías, de relaciones causa efecto entre entornos familiares y alumnos, incluso de estructurar adecuadamente los recursos humanos de una empresa, si nos salimos del ámbito educativo.

A esta responsabilidad, la de ofrecer un ejercicio profesional digno y adecuado, tenemos que sumar otra igualmente importante: poner en valor a la psicopedagogía y a sus profesionales licenciados. Es un esfuerzo añadido, que no encontramos necesario en otras licenciaturas ya consolidadas en el conjunto de la sociedad, pero que no disminuye ni un ápice ni la importancia ni la necesidad de su existencia. Una existencia que pronto llegará a su fin como opción para futuros estudiantes, porque los tiempos cambian y los planes educativos, muchas veces sin sentido, también. Una existencia que deja sobre la mesa y en los centros educativos a muchos psicopedagogos que ejercen o esperan ejercer como tales.

Hace un par de años se celebraron en Ceuta las I Jornadas de Psicopedagogía, donde salieron a relucir muchos de estos planteamientos, que tuvieron su respuesta en mayor y menor medida y que llevaron a una reflexión que considero oportuno recordar en este momento:

El título de este escrito resume de manera escueta y, probablemente, poco “académica”, el resultado reflexivo de aquellas I Jornadas de Psicopedagogía: Salidas Profesionales. Unas jornadas brillantes en su organización y de un interés extraordinario para actuales y futuros Maestros y/o Psicopedagogos.

Tres días de ponencias, comunicaciones, paneles de expertos y mesas de debate en los que se intentó discurrir sobre los diferentes campos de intervención y el futuro que se abre al ejercicio profesional de los licenciados en psicopedagogía. Tres días en los que la ilusión y las expectativas de porvenir de los que somos psicopedagogos o futuros psicopedagogos, experimentaron picos hacia el norte y el sur de una gráfica imaginaria que, de existir, habría quedado rematada en el centro del eje vertical.

A modo de reflexión estrictamente personal, mi conclusión final fue que la Psicopedagogía (utilizo la P mayúscula intencionadamente) es una gran desconocida en ámbitos no universitarios o educacionales. La Psicopedagogía se conoce profundamente en ambientes académicos de formación superior, pero no ha llegado aún a la calle, a la sociedad, a los ciudadanos que, al fin y al cabo, son los que tienen la capacidad de subir a la cima del prestigio universitario cualquier titulación. Ellos son los que, en su día a día, demandarán determinados profesionales con una específica formación académica, con una especialización u otra; son sus hijos/as los que se matricularán en aquellas carreras que les sea de su interés, en aquellas que les garanticen un prometedor futuro laboral y personal. Tan desconocida es para los ciudadanos de a pie, que todavía no he encontrado a alguien que no responda cuando le hablo de mis estudios: “¿Psico...qué?”. (Algo menos actualmente, gracias a la serie juvenil citada anteriormente).

También, en el ámbito empresarial, la Psicopedagogía tiene mucho que decir. No vamos a entrar en las múltiples funciones que un psicopedagogo está capacitado para realizar, porque serían tantas y tan sorpresivas para algunos, que el periódico de hoy quedaría corto de espacio. Tiene tanto que decir, que todavía no ha empezado a explicar a los empresarios quién es o qué es un psicopedagogo y cuánto bien le puede hacer a su empresa en cuanto a recursos humanos, orientación profesional, mediación, planificación laboral, etc. etc.

En definitiva, la Psicopedagogía necesita un plan de marketing. Sí, como suena, necesita una seria y académica campaña publicitaria que la haga llegar a todos los rincones de la sociedad y no se quede en los “telarañosos” rincones olvidados de algunas Facultades. Ha llegado el momento, después de 15 años, de dejar de decir que la Psicopedagogía es una profesión eternamente emergente, es hora de tirarse a la piscina a salvar a esa amiga que hace 5 minutos bucea a pulmón y no sale a la superficie a respirar. Si seguimos esperando, aunque consigamos sacarla a flote más tarde, esa importante compañera, habrá perdido cualquier oportunidad de salir adelante. No habrá ningún erudito boca a boca que la salve.

En alguna ocasión, durante las jornadas, llegué a pensar que había una asignatura que no cursé durante la licenciatura: “Psicopedagogía de las lamentaciones”. No se estudia, ni siquiera tiene un programa de esos que te entregan a principios de curso. Es una asignatura que no tiene calificación, para la que no se hacen exámenes, mapas conceptuales ni proyectos de investigación. Simplemente, la llevas contigo a lo largo de tus estudios, mientras los psicopedagogos en activo, se encargan de alentarla con una descripción pesimista de su día a día laboral. Esperemos que los estudiantes aprueben esa asignatura y la condenen al más lejano de los olvidos, con una sonrisa, al recibir el título.

Uno de los ponentes dijo, refiriéndose a las salidas profesionales, que la Psicopedagogía es como un pulpo al que cada vez le salen más patas. La cuestión es: ¿quién se tira al mar a pescarlo? .

Quique Rodríguez
Asociación Psicopedagógica de Ceuta

Por la seguridad vial de su hijo

La Educación Vial en la etapa de Educación Infantil, de alguna forma, es un primer acercamiento de los niños de estas edades a esta materia, pues ni por madurez ni por capacidad es el mejor momento para el aprendizaje de los comportamientos necesarios para que los niños se desplacen solos por las calles. Sin embargo cuando empezamos temprano sin forzar en ningún momento a los niños, se consigue un aprendizaje antes y más consolidado, siempre dándole el tiempo necesario con una actitud positiva y de tranquilidad.

¿COMO EVOLUCIONA SU HIJO/A?

Su hijo comienza a entrar en la etapa denominada intuitiva, en la que conocen todo a través de los sentidos.

- Su pensamiento es sincrético, intuitivo, concreto y sin reflexión.

- La función simbólica ha logrado su máxima expresión.

- Su razonamiento aún está vinculado al proceso de percepción, que puede ser muy engañosa, pues su hijo puede centrarse en dos dimensiones sucesivas.

- Las características del pensamiento de su hijo son: Centración (incapacidad de captar diversas variables de un problema); Irreversibilidad (no es capaz de retroceder una situación).

- Pensamiento mágico (no es capaz de discriminar la realidad de la fantasía); Juego simbólico (utiliza todo tipo de objetos dándoles otros significados durante el juego).

- A nivel lingüístico, le gusta mucho hablar, especialmente preguntar. Es normal que haga preguntas sin parar, enlazando una pregunta con la siguiente.

- Su adaptación social y su autonomía mejoran de forma considerable, son capaces de jugar en grupo, de comer, de vestirse y desvestirse de forma autónoma, …

- La motricidad gruesa experimenta un buen desarrollo, esto se debe a la necesidad de gastar energía y de moverse, propias de esta edad.

SU HIJO/A Y SU RELACIÓN CON EL TRÁFICO

La percepción del tráfico:

La percepción visual de los niños de esta etapa se caracteriza por tener un campo muy limitado. Así, el campo visual es sólo de 110 grados a los 6 años, ampliándose progresivamente hasta llegar a los 180 grados, que es el de los adultos. La limitación del campo visual dificulta la detección del movimiento en la periferia del campo (obligando a los niños pequeños a girar la cabeza para detectar movimientos laterales), lo que implica un aumento en el tiempo de reacción para identificar los objetos que se localizan en dicha zona.

También tienen limitaciones para localizar la dirección del sonido, necesitando la confirmación visual para detectar la fuente de emisión del mismo. Otras dificultades son las de estimar las distancias y la velocidad de los objetos, lo que conlleva que no puedan calcular bien el tiempo que un vehículo tarda en llegar a la posición que ellos ocupan, ni la distancia que hay hasta la otra acera ni, por tanto, el tiempo que tardarán en cruzar la calzada. En cuanto a la capacidad para determinar la velocidad de los vehículos, los niños y las niñas, hasta los 8 años aproximadamente, consideran los coches ruidosos y pequeños como más rápidos que los silenciosos y grandes.

También hay que mencionar la importancia que tiene en la percepción del tráfico la estatura de los niños y las niñas de esta etapa lo que provoca que tengan más obstáculos que los adultos (por ejemplo: turismos aparcados, contenedores de basuras, etc.), y que su perspectiva les cause muchos problemas para la estimación de distancias.
La atención.

El control de la atención no se consigue hasta prácticamente los 5 años. Esto hace que en situaciones viales muchas veces los niños presten atención a aspectos intranscendentes para las mismas, como por ejemplo un amigo que está en la otra acera. A finales de esta etapa el niño o la niña ya puede centrarse en dos dimensiones sucesivas y, hacia los 6 ó 7 años, puede distinguir entre situaciones en las que debe realizar búsquedas de elementos significativos -por ejemplo bordillo- de aquellas en las que puede dedicarse a jugar.
El proceso de toma de decisiones.

La toma de decisiones en la situación vial, se ve afectada por múltiples procesos independientes como son:
• Estimación de la distancia, velocidad y tiempo.
• Anticipación inadecuada de las posibles acciones de otros participantes en el tráfico.
• Inadecuada percepción de la causalidad, lo que provoca una excesiva aceptación del riesgo al no poder ver las implicaciones peligrosas que tiene el tráfico.
• La impulsividad, ya que sólo a partir de los 5 ó 7 años consiguen inhibir sus impulsos en favor de otras funciones más cognitivas.
• La lentitud en el procesamiento de la información, que es mayor que en los adultos, por lo que desaprovecha algunas situaciones viales favorables para atravesar las calles.

EL APRENDIZAJE DE REGLAS EN SU HIJO

Los niños y niñas de Educación Infantil comienzan a conocer y respetar algunas reglas como forma de socialización, influyendo esto también en su conducta vial: posibilidad de desplazarse en itinerarios poco peligrosos, mayor autonomía,...

Todas estas características de los niños de esta etapa, no deben poner en duda la necesidad de la Educación Vial en la misma, sino que deben llevarnos a tenerlas en cuenta a la hora de planificar y programar las distintas actividades, situándonos en su “zona de desarrollo potencial”.
- Perspectiva globalizadora: se parte de la concepción del aprendizaje como producto del establecimiento de múltiples conexiones entre los nuevos aprendizajes y lo ya aprendido.
- Aprendizajes significativos: implica partir de los conocimientos previos de los alumnos/as, es decir, partir de lo que éstos conocen y piensan, conectar de sus intereses y necesidades.
- Aprendizaje funcional: la escuela ha de educar para la vida, así es fundamental que el alumno/a sea capaz de utilizar en su vida cotidiana lo aprendido en el ámbito escolar.
- Actividad-juego: supone la fuente principal de aprendizaje y desarrollo en la infancia. La actividad es importante tanto para el desarrollo físico como para el cognitivo. Es a partir de la propia actividad como el niño/a aprende y transforma la realidad.

En consecuencia la metodología en la etapa de educación infantil ha de potenciar situaciones y tiempos donde los niños/as puedan desarrollar sus capacidades de manipulación, observación, experimentación, construcción,… a través de experiencias variadas que les permitan aplicar y construir sus propios esquemas de conocimiento.

El juego o actividad lúdica va a adquirir un papel relevante al ser una actividad natural en estas edades y siendo motor del desarrollo tanto emocional, intelectual y social.

Los padres/madres son los responsables más directos de la educación vial de sus hijos y son el contexto de desarrollo en el que preferentemente se desenvuelven los niños/as en estas edades.

Los padres/madres, a través de su ejemplo, son los primeros agentes educadores y los primeros modelos de comportamiento de sus hijos/as. Tanto si la conducta que ellos realizan es buena o mala, ésta será la que el niño/a adopte y la que tomará como referencia. Se deberán aprovechar todos aquellos desplazamientos que realicen con sus hijos/as para poner en práctica y reforzar los contenidos de educación vial que desde el aula se estén trabajando, dándose en algunas ocasiones, casos en que los propios hijos/as sean los que puedan llaman la atención a la mala conducta provocada por el padre/madre.

CONSEJOS DE SEGURIDAD VIAL PARA LOS PADRES

Fomente desde el principio, en sus hijos, hábitos y comportamientos seguros. Recuerde que la educación es uno de los pilares fundamentales para la reducción de accidentes de tráfico.

Es esencial que se comporte adecuadamente como peatón acompañado de su hijo en el uso de las vías públicas, respetando las normas de circulación y seguridad vial.

En edades tempranas los niños aprenden muchas conductas que observan en los mayores. Recuerde: practique con el ejemplo.

Cuando lleve de la mano a sus hijos, hágalo por la parte interior de la acera. Además de tenerlos más protegidos le evita respirar los humos de los coches.

Es realmente necesario que tanto Usted como sus pasajeros utilicen siempre los sistemas de retención y protección: cinturón de seguridad, casco y sillas infantiles. Solamente con que utilizáramos en todos los desplazamientos, por cortos que sean, estos sistemas de seguridad conseguiríamos reducir muchas muertes y lesiones de gravedad.

Enseñe a sus hijos el camino más seguro para ir al colegio, indicándoles los posibles peligros que se puedan encontrar.

Procure que su hijo actúe cada vez de forma más autónoma en sus actividades habituales.
Recuerde que muchas de las muertes y atropellos se producen a la salida del colegio. Tenga precaución, también después del “cole”.

Insista a sus hijos para que esperen en lugar seguro.

Ayúdele a observar y a explorar su entorno más inmediato, incentivando su actitud de curiosidad.

Motive a su hijo a descubrir, conocer y controlar progresivamente su propio cuerpo, con el objeto de que valore sus posibilidades y limitaciones.

Si realiza viajes largos, pare frecuentemente para que puedan descansar. Tenga en cuenta que los niños necesitan moverse frecuentemente y se aburren con facilidad.

Procure que su hijo adquiera conciencia ciudadana en relación con el uso de las vías publicas y el trafico.

Ayude a su hijo a progresar en al adquisición de hábitos encaminados a la creación del sentido vial (observación visual, auditiva, de prudencia y pronta decisión, psicomotrices, relacionados con la noción espacial, etc…).

Regale seguridad: un casco, rodilleras o un chaleco para la bicicleta les evitarán más de un apuro.
Sus hijos deben saber que los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, están para ayudarles en caso de apuro. No es bueno por tanto, la costumbre de tratar de intimidar a los niños con la Policía, porque con ello solo logrará que en caso preciso su hijo no recurra a quien precisamente está para ayudarle.

Daniel y Quique Rodríguez Castillo
Asociación Psicopedagógica de Ceuta

Propuestas para el éxito escolar


Cada elemento del proceso educativo: alumnado, familias, profesorado es un diamante. Por tanto, de un gran valor. No podemos permitirnos que año tras año tengamos tales tasas de fracaso escolar entre el alumnado, familias que demandan ayuda en el proceso educativo de sus hijos o profesores desmotivados.

Los países más desarrollados, por ejemplo los del norte de Europa, son los que cuentan con la población más preparada, no los que disponen exclusivamente de abundantes recursos naturales. En España y en Aragón no se está invirtiendo lo suficiente en educación. Porque formar lo mejor posible a toda la ciudadanía es una gran inversión de futuro, aunque no tenga rentabilidad política a corto plazo. Precisamente, la crisis económica pone de manifiesto que el modelo de grandes inversiones en eventos permite un desarrollismo a corto plazo que origina burbujas. Ello conlleva que un buen número de alumnos abandonen el sistema, obnubilados por la incorporación rápida al mundo laboral, sin una buena preparación. Cuando la burbuja estalla, nos encontramos con la dificultad de que muchos de los parados tengan otra ocupación por su baja cualificación.

Mientras que en buena parte de los países europeos se viene destinando más de un 6% del PIB desde hace muchos años, en España, incluso en los años de bonanza, siempre se ha invertido por debajo del 5% en educación. El presupuesto de 2010 es del 4,92%. Con estas cifras es difícil competir. Es como si en Fórmula 1, pormucho voluntarismo que pusiéramos, con un excelente piloto, pero con un coche poco potente hubiera que competir con el Ferrari de Fernando Alonso. Esa es la sensación de buena parte del profesorado, que con un sistema caduco debemos afrontar retos mucho más exigentes.

Y si es importante la cuestión económica, aún lo es más la personal. Cada vez que un niño fracasa en la escuela es también un fracaso personal. Aunque en realidad el fracaso tampoco habría que achacárselo a él, a su familia o al profesorado, sino al propio sistema. Los problemas de convivencia, de fracaso y de abandono escolar se deben en gran medida a la falta de respuesta educativa adecuada para determinados alumnos. En este momento, se está barajando la posibilidad de un pacto por la educación.

En España, el fracaso escolar (31%) dobla la media europea (15,7%). Finalizan la ESO solo un psicopedagógicos para afrontar estos importantes retos.Abordar con seriedad una serie de reformas estructurales exigirá una mayor inversión sostenida a lo largo de muchos años. Este debe ser de verdad el pacto al que tienen que llegar nuestros representantes políticos. Porque la solución a estos problemas va a exigir grandes inversiones. Vamos a enumerar algunas de las propuestas más importantes. La atención a la diversidad debe ser mucho más ambiciosa, debería contemplar, además, actuaciones con el alumnado con alta capacidad intelectual. España no se puede permitir el lujo de que el alumnado con mayor capacidad no obtenga excelentes rendimientos académicos. El tratamiento educativo del alumnado inmigrante debe ser mucho más innovador, debe implicar a más especialistas —como los servicios sociales o los servicios de orientación— y no recaer exclusivamente en el profesorado. En todo caso, el sistema educativo debe garantizar una respuesta adecuada en el momento en que lo precisa un alumno. Debe haber más flexibilidad, ya que nuestras escuelas son más complejas que las de hace unos pocos años, la heterogeneidad es mayor que nunca. Tanto las infraestructuras de una buena parte de los centros, más propias del siglo XIX que del XXI con aulas tipo para alumnado homogéneo, como cuestiones relacionadas 61,8%, frente al 76,7% de la media europea. En ambos casos, la situación solo es peor en Malta y Portugal. La Unión Europea ha dado varios toques de atención al Gobierno español para que reduzca esa tasas. Según datos del propio Ministerio la tasa de repeticiones es del 15% en Primaria y del 42% en la Secundaria obligatoria. Repiten más los chicos (48%) que las chicas (36%). Estas cifras suponen, además de consideraciones pedagógicas, un gran coste económico: cuestan al Estado mil millones de euros al año.

Si queremos aumentar el éxito escolar, la sociedad entera debe priorizar la educación. No valen declaraciones de intenciones sin una inversión y, sobre todo, una determinación clara de que el sistema educativo debe mejorar. Exigiendo más a cada una de las partes, controlando la eficacia, invirtiendo en infraestructuras y, sobre todo, en profesorado. Hemos perdido demasiados años en debates estériles que poco tenían que ver con la educación y mucho con la ideología. Por ejemplo con el caso de la Educación para laCiudadanía. Mientras tanto, no se escucha a las personas que estamosencontactodirectoconlas familias y el alumnado.
Propuestas Pedagógicas

Desde la Asociación Psicopedagógica proponemos dejar de lado la ideologización de la política educativa y que se consideren exclusivamente criterios psicopedagógicos para afrontar estos importantes retos.Abordar con seriedad una serie de reformas estructurales exigirá una mayor inversión sostenida a lo largo de muchos años. Este debe ser de verdad el pacto al que tienen que llegar nuestros representantes políticos. Porque la solución a estos problemas va a exigir grandes inversiones. Vamos a enumerar algunas de las propuestas más importantes.

La atención a la diversidad debe ser mucho más ambiciosa, debería contemplar, además, actuaciones con el alumnado con alta capacidad intelectual. España no se puede permitir el lujo de que el alumnado con mayor capacidad no obtenga excelentes rendimientos académicos. El tratamiento educativo del alumnado inmigrante debe ser mucho más innovador, debe implicar a más especialistas —como los servicios sociales o los servicios de orientación— y no recaer exclusivamente en el profesorado. En todo caso, el sistema educativo debe garantizar una respuesta adecuada en el momento en que lo precisa un alumno.

Debe haber más flexibilidad, ya que nuestras escuelas son más complejas que las de hace unos pocos años, la heterogeneidad es mayor que nunca. Tanto las infraestructuras de una buena parte de los centros, más propias del siglo XIX que del XXI con aulas tipo para alumnado homogéneo, como cuestiones relacionadas con la autonomía de las decisiones o la promoción del alumnado deberían adaptarse a la realidad actual. Es necesaria una concepción de la escuela, más participativa con espacios, tiempos y agrupamientos mucho más flexibles, unas ratios más reducidas y unos centros educativos menos masificados. Hay que ser más ambiciosos en los grupos de refuerzo, en los desdobles y en las adaptaciones curriculares.

Flexibilidad
Hay que anticiparse a los problemas, tanto de tipo académico comode convivencia. Si no haymedidas preventivas, que deben adoptarse desde las diversas disciplinas y en el momento en que surge el problema, posteriormente las soluciones serán mucho más difíciles. La apuesta es que cada alumno tenga una atención especializada desde el principio, si es en Infantilmejor que en Primaria. En ese sentido hay que favorecer la función tutorial para que el profesorado disponga del tiempo necesario para cada alumno individualmente.

Otro aspecto que ha de adecuarse a las exigencias de la sociedad actual es la metodología didáctica.Cuando un alumno fracasa o debe repetir, se vuelve a reproducir el mismo sistema docente que ya ha demostrado su fracaso. Continúan primando las aptitudes cognitivas, y su evaluacióncon elmodelo-examen, frente a otros factores de tipo actitudinal y procedimental. Es necesario profundizar mucho más en medidas contrastadas que están dando muy buenos frutos, como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje colaborativo y la mediación entre los propios alumnos.

Formación inicial y permanente del profesorado adaptada a las nuevas necesidades.Hay que asesorar al profesorado en cuanto a problemáticas que antes se desconocían, como los alumnos disruptivos, la desmotivación, el déficit de atención, la hiperactividad, las ludopatías, la anorexia, el ‘ciberbullying’ o la drogadicción. También precisan formación en temas tales como: materiales específicos para trabajar en esa diversidad, agrupamientos más flexibles, las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, evaluación, mejora de la tutoría, medidas para mejorar la convivencia en la comunidad educativa, etc.

Son necesarios profesionales que hagan realidad las medidas anteriormente aludidas. Es decir, si no hay más profesores de apoyo, orientadores, trabajadores sociales y profesionales de la salud no se puede diagnosticar a tiempo cualquier problema personal o de aprendizaje. Por otro lado es imprescindible que el profesorado disponga del tiempo necesario para la formación y la atención a la diversidad. Si no se reducen las ratios es imposible que estas funciones se hagan con la suficiente calidad. Es imprescindible la formación emocional del profesorado, de los alumnos y de las propias familias. Gran parte delmalestar docente y de los problemas de convivencia se debena que no se están gestionando adecuadamente los conflictos.

Finalmente, pedimos una mayor implicación por parte de las familias y del propio alumnado. La sociedad deberá hacer un esfuerzomayor en educación, pero también deberá exigir que estos recursos se utilicen bien. Cuando sea precisa una gran inversión en un alumno por sus dificultades personales, habrá que poner todo el empeño en ello, pero también deberemos pedir responsabilidades cuando por desidia no se aprovechen estos recursos.

Juan Antonio Planas
Presidente
Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España
y colaborador de la Asociación Psicopedagógica de Ceuta