¿Qué es la Psicopedagogía Clínica?
Por Psicopedagogía Clínica podemos entender el Ejercicio-trabajo interdisciplinario acerca del diagnóstico e intervención en términos de Psicología, Pedagogía y Clínica socio-sanitaria, que lleva a cabo el profesional de formación multi-interdisciplinaria y con fines sociales, educativos y terapéuticos.
El profesional de la Psicopedagogía Clínica, debe contar con un amplio conocimiento de los diferentes modelos, teorías y métodos sobre la evaluación, planificación, diseño curricular de los diferentes niveles educativos, didácticos y de profesionalización pedagógica y Docente.
Además, el psicopedagogo clínico también deberá contar con un conocimiento amplio de las bases de la conducta, el desarrollo, el aprendizaje y su intervención con fines psicopedagógicos, tanto en niños como adolescentes, geriátricos, y en sujetos discapacitados y especiales.
Este último aspecto es fundamental, pues normalmente se suele reducir la percepción del psicopedagogo dentro del ámbito escolar e infantil, mientras que las intervenciones son aplicables a todas las etapas de la vida, teniendo una especial relevancia la etapa de la tercera edad o vejez.
El objeto fundamental de la Psicopedagogía Clínica.
Resulta difícil determinar con exactitud los objetivos de una disciplina científica, sobre todo cuando esta tiene una finalidad eminentemente aplicada. Sin embargo, si nos remitimos a los aportes que la Psicopedagogía Clínica hace al proceso de la educación, deberíamos formular dos objetivos fundamentales: a) los problemas que tienen que ver con la Psicología del Aprendizaje y b) los problemas que tienen que ver con la Psicología del Desarrollo y de las diferencias individuales; a ellos podría agregarse: c) la problemática de la pedagogía del educador.
Uno de los puntos de partida para examinar el aporte que puede hacer la Psicopedagogía Clínica, es considerar que no hay problema educativo que no tenga una implicación psicológica. Toda terapia es educativa y toda educación es terapéutica.
Los objetivos específicos de la Psicopedagogía Clínica.
1) La comprensión científica de la Educación en sus contextos sociales.
Educar implica una exigencia vital y cultural que tiene lugar en el comportamiento del ser humano como consecuencia tanto de impulsos internos del desarrollo individual como de requerimientos sociales de adaptación a situaciones de cambio y de ideales de modelación de la personalidad según esquemas y jerarquías de valores vigentes. Desde este enfoque, es posible plantear que la educación es el producto simultáneo de tres presiones:
a) La maduración y desarrollo interior de cada individuo en su proceso de crecimiento.
b) Las condiciones económicas de mantenimiento y transformación de una sociedad con ritmos más lentos o más acelerados de cambio.
c) Los valores de los grupos, clases e instituciones que velan por la supremacía o renovación de determinadas creencias o normas.
La educación constituye en nuestros días uno de los medios de comunicación de mayor importancia, penetrando a todas las estructuras sociales y movilizando a la gran mayoría de cada país. La educación es uno de los recursos más efectivos y necesarios de la movilidad social y ocupacional, ya que –entendiéndola en su sentido amplio– se refiere tanto a un proceso sistemático, como el que puede darse en escuelas, colegios y universidades, como un proceso asistemático de formación y promoción, como puede darse en una empresa.
Sin embargo, es posible decir que la educación se encuentra desde hace tiempo en crisis. Crisis que se muestra, por ejemplo, manifestada en un bajo nivel cultural de la población en su conjunto; crisis catapultada y acelerada por un sistema económico en el cual el derecho a ser educado ha pasado a ser una mercancía que puede adquirirse en el mercado sólo por quienes disponen de un adecuado nivel adquisitivo.
La crisis de la educación es una crisis de fundamentos y de precisión de objetivos debidamente organizados en un sistema estable de valores y principios consistentes, que no se encuentren sometidos a presiones del momento. La educación, como instrumento de cambio social, debe controlar, regular y dirigir el cambio, pero no ser un mero juguete de manifestaciones parciales y encontradas de dicho cambio. Es decir, la educación deberá estructurarse sobre la base de una reflexión consciente de su sentido, expectativas, actitudes y exigencias.
2) La naturaleza y los cambios del desarrollo.
El conocimiento de los principios biológicos, psicológicos y sociales que favorecen u obstaculizan el desarrollo del ser humano, permite trazar un marco de referencia concreto a los planes y programas de la metodología de la enseñanza.
Las actividades educativas y los instrumentos del saber se harán significativos y valiosos en la medida que sean oportunos y congruentes con los logros de la maduración y concuerden con los intereses y disposiciones del aprendizaje correlativos a los impulsos del desarrollo.
3) El proceso y las formas del aprendizaje.
Tradicionalmente el proceso del aprendizaje ha sido uno de los objetivos de la psicopedagogía. La forma en que se aborda desde la Psicopedagogía Clínica este proceso trata de ayudar al profesor a comprender en qué situaciones y en qué relación con otros factores de maduración, de personalidad y de estímulos sociales, se producen cambios significativos en el comportamiento, como consecuencia del esfuerzo del ser humano por adaptarse a nuevas condiciones del ambiente o procurar modificarlo.
4) El estudio de las diferencias humanas y su implicación en la educación.
El cuarto objetivo específico de la Psicopedagogía Clínica se relaciona con la capacidad de la ciencia de determinar las diferencias individuales y socioculturales, para hacer de la enseñanza una actividad dosificada, acorde con la individualidad del alumno y con los rasgos particulares de grupos y subgrupos culturales.
No es conveniente continuar realizando una educación masificada y rígida, que se aplique indiscriminadamente, sin considerar la individualidad y la diversidad del educando. Cada alumno tiene sus propias potencialidades las que, en la medida que sean adecuadamente consideradas por el profesor, le permitirán avanzar mejor en su proceso de formación.
Conclusión.
La Psicopedagogía Clínica constituye, por tanto, un campo profesional con perfil propio en el que converge la práctica educativa en intersección con las particularidades subjetivas, sociales y culturales de personas e instituciones.
Requieren atención psicopedagógica, fenómenos como el progresivo aumento del fracaso escolar, las dificultades de aprendizaje, la crisis de las relaciones familia-escuela, el aumento de la edad de escolarización obligatoria, la violencia en los centros educativos y la psicopatología emergente en cada caso. Pero también solicitan la intervención psicopedagógica los sujetos inmersos en la incesante necesidad de incorporarse a la formación permanente a lo largo de toda la vida profesional, y de continuarla más allá de la edad de jubilación en actividades que combinan la educación con el ocio creativo.
Hoy día, asistimos al incremento de la demanda cotidiana de intervención clínica y psicopedagógica para atender síntomas y malestares que caracterizan a algunos de los problemas del panorama actual, como los llamados déficit de atención por hiperactividad, trastornos afectivos y de ansiedad, trastornos de la alimentación y del sueño, toxicodependencias, etc.
La Psicopedagogía como enfoque práctico debe, entonces, abandonar el ideal del control y de la eficacia ciega para aproximarse a la realidad de los obstáculos presentes en relación con el saber. Maestros, educadores sociales, psicólogos, pedagogos, psicopedagogos y, en general, todos aquellos profesionales implicados en procesos de formación, encontrarán en la Psicopedagogía Clínica los elementos y criterios fundamentales para alcanzar un entendimiento clínico de los problemas de siempre, así como de los de nueva producción.
A partir de las dificultades de nuestra época y desde la acción concreta de los agentes educativos, la Psicopedagogía Clínica introduce y construye un nuevo ámbito profesional y disciplinar para la Psicopedagogía.
Por Psicopedagogía Clínica podemos entender el Ejercicio-trabajo interdisciplinario acerca del diagnóstico e intervención en términos de Psicología, Pedagogía y Clínica socio-sanitaria, que lleva a cabo el profesional de formación multi-interdisciplinaria y con fines sociales, educativos y terapéuticos.
El profesional de la Psicopedagogía Clínica, debe contar con un amplio conocimiento de los diferentes modelos, teorías y métodos sobre la evaluación, planificación, diseño curricular de los diferentes niveles educativos, didácticos y de profesionalización pedagógica y Docente.
Además, el psicopedagogo clínico también deberá contar con un conocimiento amplio de las bases de la conducta, el desarrollo, el aprendizaje y su intervención con fines psicopedagógicos, tanto en niños como adolescentes, geriátricos, y en sujetos discapacitados y especiales.
Este último aspecto es fundamental, pues normalmente se suele reducir la percepción del psicopedagogo dentro del ámbito escolar e infantil, mientras que las intervenciones son aplicables a todas las etapas de la vida, teniendo una especial relevancia la etapa de la tercera edad o vejez.
El objeto fundamental de la Psicopedagogía Clínica.
Resulta difícil determinar con exactitud los objetivos de una disciplina científica, sobre todo cuando esta tiene una finalidad eminentemente aplicada. Sin embargo, si nos remitimos a los aportes que la Psicopedagogía Clínica hace al proceso de la educación, deberíamos formular dos objetivos fundamentales: a) los problemas que tienen que ver con la Psicología del Aprendizaje y b) los problemas que tienen que ver con la Psicología del Desarrollo y de las diferencias individuales; a ellos podría agregarse: c) la problemática de la pedagogía del educador.
Uno de los puntos de partida para examinar el aporte que puede hacer la Psicopedagogía Clínica, es considerar que no hay problema educativo que no tenga una implicación psicológica. Toda terapia es educativa y toda educación es terapéutica.
Los objetivos específicos de la Psicopedagogía Clínica.
1) La comprensión científica de la Educación en sus contextos sociales.
Educar implica una exigencia vital y cultural que tiene lugar en el comportamiento del ser humano como consecuencia tanto de impulsos internos del desarrollo individual como de requerimientos sociales de adaptación a situaciones de cambio y de ideales de modelación de la personalidad según esquemas y jerarquías de valores vigentes. Desde este enfoque, es posible plantear que la educación es el producto simultáneo de tres presiones:
a) La maduración y desarrollo interior de cada individuo en su proceso de crecimiento.
b) Las condiciones económicas de mantenimiento y transformación de una sociedad con ritmos más lentos o más acelerados de cambio.
c) Los valores de los grupos, clases e instituciones que velan por la supremacía o renovación de determinadas creencias o normas.
La educación constituye en nuestros días uno de los medios de comunicación de mayor importancia, penetrando a todas las estructuras sociales y movilizando a la gran mayoría de cada país. La educación es uno de los recursos más efectivos y necesarios de la movilidad social y ocupacional, ya que –entendiéndola en su sentido amplio– se refiere tanto a un proceso sistemático, como el que puede darse en escuelas, colegios y universidades, como un proceso asistemático de formación y promoción, como puede darse en una empresa.
Sin embargo, es posible decir que la educación se encuentra desde hace tiempo en crisis. Crisis que se muestra, por ejemplo, manifestada en un bajo nivel cultural de la población en su conjunto; crisis catapultada y acelerada por un sistema económico en el cual el derecho a ser educado ha pasado a ser una mercancía que puede adquirirse en el mercado sólo por quienes disponen de un adecuado nivel adquisitivo.
La crisis de la educación es una crisis de fundamentos y de precisión de objetivos debidamente organizados en un sistema estable de valores y principios consistentes, que no se encuentren sometidos a presiones del momento. La educación, como instrumento de cambio social, debe controlar, regular y dirigir el cambio, pero no ser un mero juguete de manifestaciones parciales y encontradas de dicho cambio. Es decir, la educación deberá estructurarse sobre la base de una reflexión consciente de su sentido, expectativas, actitudes y exigencias.
2) La naturaleza y los cambios del desarrollo.
El conocimiento de los principios biológicos, psicológicos y sociales que favorecen u obstaculizan el desarrollo del ser humano, permite trazar un marco de referencia concreto a los planes y programas de la metodología de la enseñanza.
Las actividades educativas y los instrumentos del saber se harán significativos y valiosos en la medida que sean oportunos y congruentes con los logros de la maduración y concuerden con los intereses y disposiciones del aprendizaje correlativos a los impulsos del desarrollo.
3) El proceso y las formas del aprendizaje.
Tradicionalmente el proceso del aprendizaje ha sido uno de los objetivos de la psicopedagogía. La forma en que se aborda desde la Psicopedagogía Clínica este proceso trata de ayudar al profesor a comprender en qué situaciones y en qué relación con otros factores de maduración, de personalidad y de estímulos sociales, se producen cambios significativos en el comportamiento, como consecuencia del esfuerzo del ser humano por adaptarse a nuevas condiciones del ambiente o procurar modificarlo.
4) El estudio de las diferencias humanas y su implicación en la educación.
El cuarto objetivo específico de la Psicopedagogía Clínica se relaciona con la capacidad de la ciencia de determinar las diferencias individuales y socioculturales, para hacer de la enseñanza una actividad dosificada, acorde con la individualidad del alumno y con los rasgos particulares de grupos y subgrupos culturales.
No es conveniente continuar realizando una educación masificada y rígida, que se aplique indiscriminadamente, sin considerar la individualidad y la diversidad del educando. Cada alumno tiene sus propias potencialidades las que, en la medida que sean adecuadamente consideradas por el profesor, le permitirán avanzar mejor en su proceso de formación.
Conclusión.
La Psicopedagogía Clínica constituye, por tanto, un campo profesional con perfil propio en el que converge la práctica educativa en intersección con las particularidades subjetivas, sociales y culturales de personas e instituciones.
Requieren atención psicopedagógica, fenómenos como el progresivo aumento del fracaso escolar, las dificultades de aprendizaje, la crisis de las relaciones familia-escuela, el aumento de la edad de escolarización obligatoria, la violencia en los centros educativos y la psicopatología emergente en cada caso. Pero también solicitan la intervención psicopedagógica los sujetos inmersos en la incesante necesidad de incorporarse a la formación permanente a lo largo de toda la vida profesional, y de continuarla más allá de la edad de jubilación en actividades que combinan la educación con el ocio creativo.
Hoy día, asistimos al incremento de la demanda cotidiana de intervención clínica y psicopedagógica para atender síntomas y malestares que caracterizan a algunos de los problemas del panorama actual, como los llamados déficit de atención por hiperactividad, trastornos afectivos y de ansiedad, trastornos de la alimentación y del sueño, toxicodependencias, etc.
La Psicopedagogía como enfoque práctico debe, entonces, abandonar el ideal del control y de la eficacia ciega para aproximarse a la realidad de los obstáculos presentes en relación con el saber. Maestros, educadores sociales, psicólogos, pedagogos, psicopedagogos y, en general, todos aquellos profesionales implicados en procesos de formación, encontrarán en la Psicopedagogía Clínica los elementos y criterios fundamentales para alcanzar un entendimiento clínico de los problemas de siempre, así como de los de nueva producción.
A partir de las dificultades de nuestra época y desde la acción concreta de los agentes educativos, la Psicopedagogía Clínica introduce y construye un nuevo ámbito profesional y disciplinar para la Psicopedagogía.
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