Por Farah Mohamed
La creación de la Asociación Psicopedagógica de Ceuta nos sirve como punto de encuentro entre todos los profesionales y estudiantes de la titulación de la Psicopedagogía en particular, y todas las personas interesadas en general. En este artículo trataremos de explicar qué es la Psicopedagogía y cuáles son nuestras principales funciones.
“Psico… ¿qué?”, como adelantaba mi compañero en el artículo anterior, esta es la pregunta que muchas veces hemos tenido que escuchar a los asombrados rostros de la gente al decirles que somos psicopedagogos o estamos estudiando psicopedagogía. Siempre nos preguntan: “¿y para qué sirve?, ¿cuáles son vuestras funciones?, si ya existen psicólogos, ¿para qué psicopedagogos?”, así hasta un sinfín de preguntas.
Y nosotros, como psicopedagogos/as, estamos en la obligación y el deber de contestar a las preguntas que hemos hecho referencia. Pues bien, el/la psicopedagogo/a se encarga de orientar, guiar, aconsejar... en los ámbitos educativos, profesionales y personales a lo largo de toda la vida del ser humano. Es decir, nuestras funciones son interdisciplinares y con un amplio abanico de posibilidades para desempeñarlas.
Además de las funciones propias del ámbito de la educación, existen muchas más que se desarrollan en otras esferas: en el ámbito de la salud, destacando las funciones de diagnóstico, orientación y tratamiento del paciente; en relación a las funciones de acción social, donde se trabaja en la prevención, detección, protección y rehabilitación de personas en riesgo social; en el ámbito jurídico, donde se realizan peritajes psicopedagógicos, asesorando al personal sobre temas específicos; por otra parte, en el ámbito empresarial va desde estudiar las capacidades que requiere un puesto de trabajo y colaborar en la capacitación, perfeccionamiento y reorganización laboral, hasta el estudio de la incorporación del personal idóneo con alguna necesidad educativa especial; a nivel municipal, se pueden desarrollar múltiples funciones en las acciones de centros culturales, cuidados infantiles, centros deportivos y recreativos, comedores infantiles, etc. Por último, y no por ser menos importante, en el ámbito de la investigación, como el asesoramiento, participación y colaboración con otros profesionales en el proceso de la investigación-acción.
A groso modo, la figura del psicopedagogo es un profesional universitario que se ocupa del ser humano, sano o enfermo, en situación de aprendizaje. Puede desarrollar su actividad en todos los ámbitos anteriores, con el objeto de obtener mejores logros del individuo y de la comunidad en la que se desenvuelve. Al decir que se ocupa del sujeto en situación de aprendizaje, no sólo nos estamos refiriendo al proceso sistemático desarrollado por diferentes instituciones con particulares exigencias. Es común pensar que el/la psicopedagogo/a “atiende a los niños con problemas en la escuela”. Sin embargo, como podéis ver, su tarea es mucho más amplia. Podría ofrecer alternativas de atención en todas las etapas del desarrollo, desde la estimulación temprana hasta los abordajes terapéuticos en la tercera edad. La psicopedagogía viene a ser un puente de unión entre la teoría explicativa y la acción práctica.
Dicho esto, se puede deducir que tenemos muchas salidas profesionales con el título de Psicopedagogía, pero, en este caso, en nuestra ciudad nos vemos “limitados” única y exclusivamente al ámbito educativo.
Centrándonos más en el mundo educativo, que es donde más se desarrolla la psicopedagogía, hacemos referencia a funciones como la de apoyar y orientar la acción educativa, posibilitando criterios de mejora en el diseño, desarrollo, innovación y evaluación de los procesos educativos. La figura del psicopedagogo/a también juega un papel muy importante en el análisis de las necesidades del centro, propuestas en la planificación y organización de actividades educativas, coordinación de tutores y asesoramiento en la elaboración de programas de acción tutorial, promoción de la colaboración escuela-familia, atención a la diversidad (necesidades educativas especiales, compensación sociocultural, interculturalidad, diferencias de género), orientación profesional y de la relación escuela-mundo del trabajo, etc. Y si nos adentramos en el aula, también nos encontramos con una serie de funciones tales como la elaboración de propuestas de trabajo en el aula sobre estrategias de aprendizaje, hábitos de trabajo, autoestima, autoconcepto…; orientación en procesos de evaluación formativa y orientadora, detección inicial de problemas y dificultades relacionadas con el proceso de enseñanza-aprendizaje, etc.
Como podéis comprobar, resulta difícil delimitar todas y cada una de las funciones, ya que son muy amplias y variadas. La idea esencial es que la figura del psicopedagogo ha de ser un agente de cambio, siendo fundamental una adecuada formación, sin olvidar la imaginación y creatividad para estar continuamente renovando y adaptando la escuela a la sociedad tan cambiante en la que vivimos. En definitiva, “ser psicopedagogo/a es lo mismo que ponerle motor a una barca; hay que medir, pesar, equilibrar, ajustar…y poner todo en marcha”.
En nuestra asociación seguiremos trabajando por y para todos y el reconocimiento de nuestro título.
Farah Mohamed (APSICOPCE)
PUBLICADO EN EL DIARIO "EL PUEBLO DE CEUTA" el 25 de abril de 2010.